Muchas de las personas que estudian y/o trabajan tienen que destinar unmomento del día en concreto al ejercicio físico por la falta de tiempo libre. Si no es tu caso y puedes elegir exactamente cuándo realizar la actividad cardiovascular, has de saber que existe una mejor hora para ello, aunque la misma depende del objetivo que tengas en mente, así como de los ritmos circadianos.
Antes de desayunar
Si nunca has hecho ejercicio en ayunas al principio es probable que tengas dificultades para completar la rutina en cuestión, independientemente de si vas a correr, entrenar en el gimnasio, etcétera. Aun así, el esfuerzo merece mucho la pena si tienes en mente quemar grasa.
Al dormir vas quemando las reservas de glucosa y de otras sustancias que te proporcionan energía. Cuando te despiertas estás a cero en este sentido, por lo que si le exiges un esfuerzo a tu organismo, se verá obligado a consumir otras fuentes que tenga a su disposición, las cuales en ese caso serán los depósitos de grasa.
Posiblemente el hambre te pase factura durante el transcurso de la actividad física, sobre todo si la misma es prolongada en el tiempo. Para evitar quedarte a medias por la imposibilidad de aguantar las ganas de comer lleva contigo una pequeña botella de agua que, si bien es cierto que no te saciará, sí logrará aportarte un extra de hidratación. De esta manera podrás completar el ejercicio físico y posteriormente desayunar.
Gracias a la liberación de serotonina que genera la realización de una actividad deportiva, a nivel psicológico te sentirás con un subidón durante el resto del día. Por otra parte, a nivel físico ten en cuenta que a primera hora de la mañana el cuerpo está a una menor temperatura. Es por ello que hay un poco más de riesgo de lesionarte, lo cual puedes prevenir haciendo estiramientos.
Por la tarde-noche
En líneas generales la mayoría de personas experimentan un incremento del nivel hormonal cuando el día ya ha avanzado unas cuantas horas. En concreto, sobre las 8 de la tarde se alcanza un grado óptimo, el cual también hace referencia a la temperatura. Al presentar el cuerpo una mayor cifra de grados centígrados hay menos riesgos de lesionarte.
Sin embargo, si has estado trabajando o realizando cualquier otra labor mínimamente exigente, es probable que tu reserva de energía no sea idónea para una práctica deportiva que requiera un considerable esfuerzo.
Es por este motivo que, en caso de hacer ejercicio por la tarde-noche, se recomienda uno de intensidad baja o moderada. En caso contrario también cometerías un error bastante frecuente que se resume en someterte a una alta dosis de adrenalina, lo cual a posteriori se traduciría en dificultades para dormir.
Todo lo contrario sucede si la actividad deportiva no es demasiado exigente. La energía de la que dispongas será más que suficiente para completarla y, además, te proporcionará una sensación de cansancio que unas horas después se traducirá en conciliar el sueño en un tiempo récord.
Ritmos circadianos
Aunque en la mayoría de casos se cumplen los aspectos anteriormente detallados, pueden variar en función de cada persona. Y es que todo individuo cuenta con unos ritmos circadianos que presentan diferencias respecto a los demás sujetos a lo largo de las 24 horas que abarca un día entero.
Los cambios del ritmo circadiano no solo son de tipo físico, sino también mental, así como conductual. Es importante entender a tu propio organismo con tal de determinar la mejor hora para hacer ejercicio, puesto que lo detallado en anteriores líneas puede no ser preciso al cien por cien si tus variables de carácter biológico oscilan de manera muy distinta respecto a las de la mayoría de personas.