Si haces deporte regularmente es muy probable que tarde o temprano sufras algún tipo de lesión muscular. En concreto, tres de cada diez personas que practican alguna disciplina de rendimiento alto padecen lesiones en los músculos. Si bien es cierto que en los deportistas que no son de élite el porcentaje se reduce, sigue siendo bastante elevado.
¿Por qué se producen las lesiones musculares?
Todos los músculos tienen una resistencia, característica compartida por los tendones asociados a ellos. En caso de que cualquiera de ambas partes se someta a un nivel de fuerza que exceda el límite que es capaz de resistir acaba teniendo lugar la lesión.
En varias disciplinas deportivas son más habituales las lesiones precisamente porque obligan a la persona que las practica a llevar sus músculos casi al límite, así como a alterar drásticamente el ritmo. Un claro ejemplo es el del crossfit, aunque la lista va más allá.
Y es que el HIIT también puede dar pie a sufrir lesiones frecuentemente, aunque con cualquier deporte o actividad física hay probabilidades de padecer una lesión de uno o varios músculos y tendones.
Una de las principales causas se resume en no hacer estiramientos. No solo nos referimos a los momentos previos a iniciar el ejercicio, sino también a después de haberlo concluido. Sea cual sea el factor que se haya acabado traduciendo en sufrir una lesión muscular, has de saber que existen varios tipos.
Tipos de lesiones musculares
En primer lugar ten en cuenta que, sea cual sea el tipo de lesión muscular, puede clasificarse en diversos grados dependiendo de su gravedad, así como del tiempo necesario para recuperarse.
Si las lesiones musculares son leves pasan a considerarse de Grado I. En ocasiones bastan tan solo tres días para recuperar la normalidad de las fibras de los músculos que se hayan visto afectadas, pero puede requerirse un máximo de dos semanas.
El Grado II ya es algo más grave. De hecho, en ocasiones algún que otro hematoma aparece en el área dañada. Independientemente de cuáles sean las fibras perjudicadas, mínimo se necesitan tres semanas para una recuperación completa. La cifra máxima ronda los dos meses.
Por último, las lesiones musculares de Grado III pueden requerir hasta tres meses en total, ya que las fibras sufren una rotura de bastante gravedad. Ahora que ya conoces la clasificación llega el momento de profundizar en los tipos en sí.
- Lesiones musculares indirectas: El daño se produce en algún tejido que está asociado a los músculos. Necesitan más tiempo para curarse del todo, ya que tardan muchas semanas en cicatrizar al cien por cien.
- Lesiones musculares directas: A diferencia de las anteriores, en este caso sí se ven perjudicados directamente los músculos. El pronóstico de curación es considerablemente mejor.
- Calambres: Son las lesiones musculares más habituales. Varias fibras proceden a contraerse sin que la persona en cuestión sea capaz de remediarlo. Este movimiento puede llegar a ser bastante doloroso, aunque por suerte no tiene una gran duración, desapareciendo al cabo de un par de minutos o incluso de escasos segundos.
- Inflamación muscular de comienzo retardado: Las fibras musculares parecen estar bien tras completar el ejercicio físico. Sin embargo, después de haber transcurrido un día o como máximo tres en total, pasan a inflamarse.
- Distensiones: Si practicas algún tipo de deporte que te obliga a forzar al máximo la elasticidad de cierto músculo, es muy probable que sufras las distensiones que también suelen recibir el nombre de tirones. Las fibras se estiran mucho y provocan dolores, aunque por suerte no acaba produciéndose ninguna rotura, por lo que la inflamación tarda poco en desaparecer.
- Contracturas: Otra de las lesiones muy habituales en deportistas amateurs y profesionales. Indistintamente del músculo que se haya visto afectado, resulta difícil moverlo con normalidad por culpa del dolor. No tiene por qué resultar grave, aunque sí lo será si hay muchas fibras con daños.
- Rotura muscular total: Llegamos a una lesión tan grave que incluso la persona afectada acaba necesitando someterse a un procedimiento quirúrgico. Y no es para menos, puesto que el área dañada se muestra hundida, así como con una tonalidad rojiza y una temperatura bastante elevada. Todo ello imposibilita al deportista hacer un uso correcto de la extremidad que sufre los efectos de una rotura total -siendo las piernas en la gran mayoría de casos-.
- Rotura fibrilar parcial: El pronóstico es mucho mejor en comparación con la lesión anterior, pero romperse parcialmente las fibras musculares también es grave. Tanto es así que en la zona afectada se aprecia el correspondiente hematoma que puede llegar a ser bastante grande. Cuando se produce este desgarro es habitual que la persona en cuestión oiga una especie de crujido en el área que acaba de ser dañada.
- Contusiones: Terminamos con una de las lesiones musculares más comunes. Al golpear algún músculo, el mismo permanece dolorido durante un tiempo. Si la contusión es fuerte también se inflama la zona que la ha recibido.
Pruebas diagnósticas
En caso de sospechar que se ha producido algún tipo de lesión muscular es importante ir al médico cuanto antes, ya que en caso contrario los daños de las fibras podrían ir a más, requiriendo una mayor cantidad de tiempo para la recuperación.
Muchas lesiones musculares son detectadas explorando físicamente al paciente, por lo que no se precisa una prueba diagnóstica más compleja o que requiera la utilización de elementos tecnológicos. Un claro ejemplo es el de las contracturas. Si palpando el músculo afectado el paciente nota dolor, probablemente esté sufriendo una contractura para la que son muy útiles las cremas específicas para tratar lesiones musculares.
Los profesionales de la salud hacen una labor complicada, ya que algunas lesiones musculares tienen síntomas muy similares a otras. Así pues, diagnosticar de manera acertada con la simple exploración física puede llegar a ser muy difícil. En caso de duda acaban recurriendo a alguna prueba de imagen.
Generalmente se empieza por una ecografía, pero si las dudas siguen o ya desde un principio se sospecha de un daño grave en las fibras musculares, acaba realizándose una prueba para detectar la lesión que es conocida como resonancia magnética. El diagnóstico mediante imagen siempre se lleva a cabo si existe alguna clase de rotura de los músculos, puesto que hay que saber el alcance del desgarro por si requiere ser operado.
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Staff FitFit.fitness
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