En la parte del cuerpo que mantiene conectada la pelvis con la zona inferior perteneciente a la columna vertebral, hay unas articulaciones que reciben el nombre de sacroilíacas, el cual viene dado por cómo se llama el hueso al que están asociadas: el sacro.
Al estar esa parte inflamada, el dolor en la espalda -concretamente en el área más baja de la misma- lo sufren la mayoría de personas afectadas por la sacroileítis. Muchas otras, en su lugar o incluso sumándose a la molestia de la espalda, presentan un dolor bastante agudo en los glúteos.
Con el paso del tiempo es posible que vayan extendiéndose las molestias hasta llegar incluso a las piernas. Así pues, es comprensible que la gran mayoría de deportes no puedan ser practicados con normalidad e incluso se desaconsejen si lo que quieres es curarte de la sacroileítis cuanto antes.
Sin embargo, hay algunas disciplinas de las que sí puedes disfrutar. Eso sí, no te excedas ni en el número de sesiones semanales ni en la duración de cada una de ellas. De hecho, has de tener en cuenta que hacer deporte demasiado exigente y con demasiada frecuencia es una de las principales causas de esta inflamación.
Así pues, sea cual sea el deporte por el que optes de todos los que mencionaremos a continuación, es importante que empieces poco a poco y hagas estiramientos sin forzar en exceso. Solo así evitarás que las articulaciones sacroilíacas empeoren. Todo lo contrario: esta parte del cuerpo será ejercitada, favoreciendo así la desinflamación del conjunto para una recuperación óptima en un tiempo récord.
Natación
Cuando se va al fisioterapeuta para que dé las directrices al paciente que debe seguir con tal de recuperarse bien de la sacroileítis, la gran mayoría de profesionales de este gremio siempre recomiendan el medio acuático. Y no es para menos, puesto que nadar va muy bien para las articulaciones, siendo las sacroilíacas una de las más beneficiadas.
Al tratarse de una disciplina deportiva de tan bajo impacto, ni esta articulación ni las demás sufren durante el ejercicio físico. Esto se suma a muchos otros beneficios para convertirse en uno de los deportes más recomendables, como puedes ver en nuestro artículo de los beneficios de la natación.
La densidad del agua da pie a que la persona afectada por la sacroileítis no tenga que hacer un gran esfuerzo con tal de desplazar la pelvis para nadar, sea cual sea el estilo de natación por el que opte. Pero recuerda, tanto si haces crol como si te decantas por la brazada o la espalda, has de llevar un ritmo suave o incluso un deporte tan beneficioso como este podría volverse en tu contra.
El agua es ideal para evitar la brusquedad de los movimientos, uno de los principales enemigos de esta inflamación. La fuerza que ejerce el líquido elemento contra tu propio cuerpo se traduce en que ejecutes cada acción como si la realizases a cámara lenta, por lo que las articulaciones sacroilíacas no sufrirán lo más mínimo.
Aquagym
Si la natación cuenta con muchos beneficios, no se queda atrás otra disciplina bastante similar, puesto que también tiene lugar en la piscina. Nos referimos al aquagym.
Aunque deberías ser capaz de nadar con relativa facilidad, si la sacroileítis te está pasando mucha factura tal vez tengas alguna complicación a la hora de tratar de mantenerte a flote. En ese caso detén de inmediato la actividad para que no te empeore la inflamación, pero ello no implica abandonar el medio acuático. Y es que si dicha situación se produce, el aquagym se convertirá en tu principal aliado.
No te verás obligado a flotar, pero el cuerpo estará lo suficientemente dentro del agua como para beneficiarse del cambio de densidad. Así pues, de nuevo volverás a poder moverte sin que la brusquedad se apodere de las acciones que lleves a cabo en la piscina. Todo lo contrario: el tronco inferior se moverá lentamente.
Si te apuntas a clases de aquagym es esencial que vayas a las de intensidad baja o moderada. Efectivamente, hablamos de aquellas a las que incluso acuden las mujeres que están embarazadas, lo cual es un claro indicativo de que no se trata de una práctica nociva ni mucho menos, sino más bien todo lo contrario. De hecho, la lista de contraindicaciones es cortísima. Puedes leer nuestro post sobre aquagym durante el embarazo para más información.
Ciclismo
Suele pensarse que el ciclismo está totalmente prohibido para las personas que tienen una inflamación en una articulación sacroilíaca o en las dos, pero lo cierto es que sí puede practicarse e incluso acabaría siendo beneficioso para ti. Aunque a diferencia de los otros dos deportes que hemos mencionado, con esta disciplina hay un mayor riesgo de que te empeore la lesión.
Ello viene dado por no contar con la ayuda del agua para reducir al máximo la brusquedad de cada movimiento. Es por este motivo que debes ser tú sin la colaboración del líquido elemento el encargado de hacer una ruta lo más lentamente posible. Es decir, ve al ritmo mínimo para proseguir el camino sin riesgo de caerte.
Teniendo en cuenta que en la calle puede haber pendientes u otras irregularidades que te hagan forzar la ‘maquinaria’ en exceso, lo mejor es practicar este deporte en tu propia casa con la ayuda de una bicicleta estática.
Descarta por completo las sesiones de spinning o cualquier otro ejercicio que te haga mover el tronco inferior con demasiada rapidez. Por el contrario, si vas muy lento las articulaciones irán lubricándose y mejorando con el paso del tiempo, olvidándote poco a poco del dolor de espalda, glúteos y/o piernas.
Escrito por:
Staff FitFit.fitness
Este artículo ha sido creado por el equipo de staff de fitfit.fitness, un grupo diverso de expertos en fitness y entusiastas del deporte comprometidos con promover un estilo de vida activo y saludable. Nuestro equipo está formado por entrenadores personales, nutricionistas, y aficionados al deporte que comparten su experiencia y conocimientos. Creemos firmemente en el poder del deporte y el ejercicio para mejorar la calidad de vida de las personas. ¡Esperamos que encuentres útiles y motivadores nuestros consejos y guías!
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